Cuatro farolas espigadas
guardan de noche la Plaza
cuatro farolas negras
dan luz a la noche blanca.
Albaida la blanca, Kaelia la romana casas blancas, gente amable
montaraces jinetes y su Plaza de España
blanca ¡¡¡Albayalde!!!
Y el campo siempre presente
se respira en el aire en su gente.
Es Blanca Albaida, blanca su luna.
Cuatro macetas tiene su plaza
cuatro macetas turdetanas
Un día la vi en la tele y aun me perdura su hechizo
vestida de calle, le pidieron un baile.
Ella se levanto de su silla y empezó a mover sus brazos
a girar y a mirar y me enamoro y así me tiene
enamorao perdió.
Merche Esmeralda
He visto una emperatriz coger estrellas
y hacerse un traje con ellas.
He visto revolotear sus alas al viento
y hacerse un torbellino de colores.
Baila al compás y al son de las profundidades
y hacerse un riachuelo de arte.
Baila con nostalgia y verdad, sus brazos al aire
y hacerse un cielo de estrellas una a una.
Baila su cuerpo su mirada es fuego su movimiento pasión su alma veneno.
Navega por Andalucia un río muy bandolero
hijo de las nubes que aun le amamantan con ubres de cielo.
Dejado de su vientre materno
navega mi río muy niño crece entre riscos y montes bellos,
a su paso, pequeñas localidades
y serpentea los pueblos, aldeas y parajes.
Campesinos y labriegos adornan su camino
campos de cultivo tierra de regadío
olivos y frutales.
Viejos puentes de piedra vieja
de manos esclavas construido
atestiguan el tiempo y el ayer del río.
Sangre derramada y el río va creciendo.
Se encuentra con Córdoba moruna
se recrea con lances torero
chicuelinas de sabores y pase de pecho.
Es mi río en Córdoba
un poeta enamorado desde sus adentros.
Sigue su camino soñando
entre gente de la Vega
y pueblos blancos.
Da de beber al campo
engorda olivos y naranjos.
Ya esta mi río en La Algaba
y el río, se muestra inquieto.
Es su encuentro con Sevilla que la espera
para adornarla de besos
miradas que le agasajan barquitos que le reman de versos.
Mira mi río la torre del oro
y se acaricia con la calle Betis
y llora muy enamorada
es pasión lo que siente
por Sevilla y por Triana.
Triste navega en busca de Sanlucar marinera
es allí su final del camino encontrarse con su destino, la mar. Y el mar le espera deseándole, le asemeja.
El Guadalquivir ya no es río
mi río ha crecido y es mar
con criaturas nuevas
y el paso del tiempo hundido
en barcos que le navegaron.
El siente nostalgia y sueña
con poemas de poetas que
le dicen que volverán aquellos días
en que el era río.
Y río volverá, siempre eterno
Guadalquivir...